La Cruz de la No Violencia: (The Non-Violent Cross)

DRESDEN, HIROSHIMA, AUSCHWITZ, etc., etc... ¿ha habido nunca una época, en un tan corto período de tiempo, que haya proporcionado tantos y tan masivos monumentos a los fracasos del hombre? Y con todo ¿ha habido nunca una época en la que se hallan oído, desde tantas plataformas públicas, semejante hablar sin descanso de las victorias del hombre? No es muy de extrañar, por consiguiente, que pese a los incontables "víctores" que se oyen, la verdad aparezca tan restringida.

Pero por debajo de los aplausos sonoros y de las voces "víctoriosas", pueden escucharse otras menos volubles, pero al mismo tiempo menos vacías; voces exiguas, apagadas; voces de los mansos que, sin embargo, heredarán la tierra (Sal 37,11), si es que queda tierra que heredar; voces de aquellos que, dejando a un lado el cegador espíritu de la victoria, hablan después de la verdad que ellos ven.

Semejante persona es James Douglas y semejante voz es suya.